En la Plaza de la Constitución, a la izquierda de la iglesia parroquial de Sant Bartomeu de Sóller, encontramos la sede del ya desaparecido Banco de Sóller: un edificio construido en 1899 con el objetivo de custodiar el capital de los sollerenses emigrados que habían vuelto a su pueblo después de hacer fortuna en el extranjero.
Entre 1910 y 1912 se llevó a cabo una reforma, financiada por los sollerenses que habían vuelto, siguiendo un estilo arquitectónico que también llegó a Sóller con la onda migratoria de principio de siglo: el modernismo.
Diseñada por Joan Rubió i Bellver, discípulo de Antoni Gaudí, la reforma del banco encaja a la perfección con la iglesia de Sant Bartomeu, obra del mismo arquitecto, y da un aire modernista-gaudiniano a toda la Plaza de la Constitución. El edificio de tres plantas destaca por el portal de arco de medio punto, las variadas ventanas con onduladas rejas de hierro forjado y el balcón del primer piso con doble tribuna circular. Sobre éste, el escudo de Sóller y la cabeza de un león, recordando la función originaria del edificio.
En los pisos superiores vemos ventanas de diseño irregular y los paneles de los remates de la fachada modificadas entre 1946 y 1949, a cargo del arquitecto Guillem Muntaner.
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